Desobediencia Civil en Derechos de Autor: Impulsando el Avance Científico

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Open Access Week

Crear y compartir conocimiento son rasgos definitorios de la humanidad, pero la legislación sobre derechos de autor se ha vuelto tan restrictiva que, en ocasiones, requiere actos de desobediencia civil para garantizar que estudiantes y académicos tengan acceso a los libros que necesitan y para preservar vastas porciones de cultura que de otro modo se perderían para siempre.

El proceso de investigación científica sigue un patrón conocido. Los artículos científicos son redactados por académicos basados en sus investigaciones, a menudo financiadas con recursos públicos. Posteriormente, estos artículos son sometidos a revisión por pares, donde otros expertos en la materia proporcionan comentarios que llevan a revisiones. Sin embargo, la mayoría de los grandes editores exigen la cesión de derechos de autor como condición para empaquetar y revender estos trabajos a las instituciones que emplean a los investigadores y al público en general. Debido al valor de la investigación y al monopolio que representa el copyright en la difusión de estos artículos, estos editores pueden imponer tarifas exorbitantes que resultan inasequibles incluso para universidades adineradas y mucho más para aquellas con presupuestos limitados, especialmente en el sur global. Esta situación se ha convertido en un grave problema de derechos humanos.

El modelo actual es insostenible, aún así, la ciencia sigue adelante gracias a la desobediencia civil generalizada contra el régimen de derechos de autor que encierra el conocimiento generado por los investigadores. Muchos recurren a las redes sociales para solicitar a colegas con acceso que compartan artículos necesarios, a pesar de las prohibiciones legales sobre el compartimiento. Aunque en algunos casos puede considerarse como un uso justo, los académicos no deberían tener que buscar un asesoramiento legal o afrontar amenazas legales de editores para compartir el conocimiento colectivo que producen.

Alternativas aún más útiles, aunque en un terreno legal más incierto, son los llamados “archivos sombra” y agregadores como SciHub, Library Genesis (LibGen), Z-Library o Anna’s Archive. Estas iniciativas son el resultado de los esfuerzos de voluntarios dedicados a defender la ciencia. SciHub maneja decenas de millones de solicitudes de artículos científicos al año y sigue operativo a pesar de decisiones judiciales adversas, gracias a su base en Rusia y a la comunidad académica que lo considera una respuesta ética a las altas barreras de acceso impuestas por los editores, proporcionando sus credenciales de acceso para recuperar los artículos solicitados. SciHub y LibGen son continuaciones del samizdat, la práctica de desobedecer la censura estatal en interés del aprendizaje y la libertad de expresión durante la era soviética.

A menos que los guardianes de la publicación adopten prácticas drásticamente más equitativas y se conviertan en socios en la difusión del conocimiento, seguirán perdiendo terreno frente a alternativas de acceso abierto, sean estas legales o no.
Fuente: EFF.org