Causa y consecuencia

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Cuando construimos una historia, es preciso que introduzcamos preguntas y respuestas.  De ese modo, no solo despertamos la curiosidad del lector sino que también conseguimos la necesaria trabazón de los hechos narrados por medio de una relación causa-efecto.  La historia no es una mera sucesión de hechos coordinados cronológicamente, sino que los diferentes acontecimientos que suceden en ella tienen además una relación lógica causal.  Por eso deben quedar ordenados como una serie de oraciones subordinadas, aunque sea implícitamente. Es decir, que deben estar unidos por un para o un porqué

Por ejemplo, si decimos: “Manolo se casó con Encarna. Ella estaba embarazada y tuvo un hijo. Luego murió. La abuela se hizo cargo del niño”, estamos contando unos hechos que transcurren en una secuencia de tiempo a una familia determinada y que pueden servir como antecedentes para saber que a ese niño lo crió su abuela. Pero si decimos: “Manolo se casó con Encarna porque ella estaba embarazada, pero cuando murió en el parto, la abuela tuvo que hacerse cargo de él”,  estamos contando una historia. 

  Al relacionar los diferentes hechos entre sí,  puntualizando que son consecuencia uno de otro, vamos más allá de los meros datos biográficos y le damos dramatismo a la situación:  cualquier lector puede ver que Manolo no quería a su hijo.