Los centros de datos son responsables de un consumo energético masivo a nivel mundial, cerca de 200 teravatios hora al año. Según proyecciones, para 2030 este consumo podría aumentar hasta quince veces, representando un 8% de la demanda total de electricidad. Esta preocupante estadística ha llevado a empresas y expertos a explorar soluciones innovadoras para mitigar el impacto ambiental y económico de este consumo.
En este contexto, la Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como un recurso indispensable. Estudios recientes indican que la IA puede reducir el consumo energético de los centros de datos hasta en un 30%. Este ahorro no solo representa una disminución considerable en los costos operativos, sino también una reducción significativa en la huella de carbono, contribuyendo a los esfuerzos globales por la sostenibilidad.
ASHO, una empresa pionera en la codificación sanitaria, sostiene que la IA es crucial no solo para optimizar los servicios digitales, sino también como un aliado en la lucha contra el cambio climático. La implementación de algoritmos inteligentes permite ajustar el uso de los servidores en función de la demanda, eliminando el desperdicio energético, especialmente en los períodos de baja actividad. Este factor es particularmente crítico en centros de datos que operan de manera continua, como aquellos encargados de gestionar datos de salud.
Las infraestructuras hospitalarias, que necesitan un rendimiento continuo para almacenar y procesar grandes volúmenes de datos, se benefician enormemente de la IA. Esta tecnología no solo simplifica los procesos de análisis, sino que también los hace más eficientes, mejorando incluso el diagnóstico médico. ASHO anticipa que estos beneficios impulsarán un mayor uso de la IA en el sector, reflejando así su creciente importancia para el futuro de los servicios de salud y la tecnología en su conjunto.