Alimentación Antiinflamatoria: Un Aliado Contra las Enfermedades Crónicas

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La alimentación antiinflamatoria, un aliado frente a enfermedades crónicas

La nutricionista del Hospital Quirónsalud Vitoria, Oihane Fuertes, ha subrayado la importancia de la alimentación como herramienta fundamental en la prevención y manejo de diversas enfermedades. En un contexto en el que el concepto de alimentación antiinflamatoria ha adquirido protagonismo, Fuertes explica que la inflamación es una respuesta natural del organismo ante infecciones, lesiones o agentes externos. Sin embargo, alerta sobre los peligros de la inflamación crónica de bajo grado, que puede ser un factor de riesgo para enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 y ciertas afecciones cardiovasculares.

Para contrarrestar estos efectos negativos, una dieta antiinflamatoria prioriza el consumo de alimentos frescos y naturales. Se recomienda incluir en la alimentación diaria frutas, especialmente frutos rojos, verduras de hoja verde, tubérculos como la patata y la remolacha, así como fuentes de proteína magra como el pescado azul y las aves. Además, se destacan las grasas saludables, entre las que se encuentran el aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos.

Fuertes también menciona la importancia de los cereales integrales y los alimentos fermentados, como el yogur natural y el kéfir, que aportan compuestos bioactivos gracias a especias como la cúrcuma y el jengibre. En este sentido, la nutricionista enfatiza que no solo es fundamental saber qué alimentos incluir, sino también ser conscientes de cuáles deben ser evitados, como los aceites vegetales refinados ricos en omega 6, ciertos cereales con gluten, los lácteos de vaca y la comida ultraprocesada.

Adoptar estos hábitos de alimentación no solo incrementa la vitalidad, mejora el descanso y promueve una sensación de bienestar, sino que también proporciona nutrientes de alta calidad que favorecen el correcto funcionamiento del organismo. Sin embargo, Fuertes aclara que no existen dietas universales y que cada recomendación debe adaptarse a las circunstancias clínicas particulares de cada individuo y a las patologías que puedan contraindicar ciertos alimentos.

Para quienes deseen comenzar con este enfoque, la nutricionista aconseja hacerlo de manera progresiva, sugiriendo la incorporación diaria de dos a tres alimentos con propiedades antiinflamatorias. Llevar un registro de lo que se consume puede facilitar la toma de conciencia sobre la dieta y ayudar a reducir el consumo de productos menos recomendables. En este sentido, el objetivo no es la prohibición estricta, sino un cambio gradual que fomente una relación más saludable con la comida y que tenga un impacto positivo en la salud a largo plazo.