Hace tiempo que quería compartir esta reflexión con vosotros. La serie B es un tipo de cine, un género por derecho, que tiene algo que lo hace mágico porque MOLA. Asecas.
La serie B tiene el «don» de que las películas encasilladas en este género son malas por definición. Esta cualidad hace que la actitud frente a la cual uno se puede poner a ver cine de este tipo es por pura fiesta y cachondeo.
Por esto, las libertades que una película de serie B puede tomarse son infinitas, puesto que no hacen falta grandes presupuestos para hacer cosas supuestamente espectaculares porque va a salir, tiene que salir, un auténtico pufo. Así la gente que lo vea simplemente se va a reir en grupo y va a decir «diós, qué mala».
Yo he hecho algunas maratones de pizza, cerveza y serie B con mis amigos y los hemos pasado en grande; así que es algo que os animo a hacer.
Todo esto, en parte, viene porque el año pasado fui al Festival de Sitges y en el Auditori había expuestos varios posters de películas de estas de subgénero que eran acojonantes. Me quedé con éste:
O sea, un gorila gigante con una mujer en el hombro que destruye una ciudad y todavía tiene tiempo por tener un combate a muerte con un tiburón blanco y una serpiente gigantes, A LA VEZ, y encima de un barco sospechosamente parecido al Titanic. Se titula El Gorila Ataca, es del año 1976, y se ve en 3D cutre salchichero, de este de las gafitas con un plástico rojo y uno azul.
Si tan sólo una escena de la peli es tan guai como el cartel, probablemente sea la mejor película del mundo. Ejem, si esto no mola un huevo, que me expliquen qué mola un huevo. Si sólo un